Sala de Prensa

Compartiendo experiencias de cuatro años de trabajo en cultura de paz en Centroamérica

Durante estos últimos cuatro años, la Cooperación Española ha estado apoyando el trabajo de varias organizaciones de la sociedad civil centroamericana para promover la cultura de paz a través de un convenio que ha estado impulsando la ONGD española Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) y sus organizaciones socias de El Salvador (Servicio Social Pasionista SSPAS), Nicaragua (Hogar Zacarías Guerra y el Consejo de la Juventud de Niacaragua) y República Dominicana (Casa Abierta).

Los y las protagonistas han sido 73.826 niños, niñas, adolescentes y jóvenes de centros escolares públicos; 2.315 docentes; 7.500 referentes familiares; 1.315 jóvenes que  conforman comités juveniles; 5.200 niños, niñas y jóvenes de las comunidades; 1.320 personas adultas de las comunidades, barrios o distritos; y 3 redes de organización juveniles.

En diciembre finaliza la intervención, pero continúa el optimismo y las aspiraciones de los y las jóvenes “que se ven como sujetos que transforman su realidad”. Así cuenta Maritza Hernández, una de las técnicas del proyecto en El Salvador y que junto a sus colegas del resto de países han estado participando en un encuentro celebrado en San Salvador, los días 24, 25 y 26 de septiembre, para compartir los aprendizajes y reflexionar las experiencias.

SONY DSC
Colegas de Nicaragua y República Dominicana durante el encuentro celebrado en San Salvador.

Entre los frutos cosechados de las Escuelas de Formación Sociopolítica  y de todo el trabajo de formación y organización juvenil están las mesas municipales de juventud, donde los y las jóvenes pueden expresar su posicionamiento en las alcaldías de su municipio. “Mostraban cansancio de ser consultados solo para las elecciones y ya se consideran sujetos de derechos”, recalca.

En el caso de El Salvador, participaron 30 comunidades educativas y 24 comunidades de vida de los  municipios de Mejicanos, Ayutuxtepeque y Cuscatancingo. Con el convenio, la organización local también introdujo cambios en su metodología. “Se venía de un contexto en el que los y las jóvenes estaban aislados, con prácticas de intervención más asistencial, donde se mostraba cierta dependencia y las metodologías ya preestablecidas”, explica Hernández.

La juventud no definía qué quería hacer, por eso al inicio del convenio los y las jóvenes hicieron el diagnóstico donde destacaron sus propias capacidades, problemas… “La mayoría de los grupos de jóvenes estaban integrados mayoritariamente o por hombres o por mujeres”, señala, por eso en los Puntos Jóvenes —como se llamó a los espacios de organización juvenil articulados en torno a propuestas de animación sociocultural— y los comités juveniles comunitarios se abordó la formación en nuevas masculinidades, la equidad entre los géneros y la diversidad sexual, “muy estigmatizada en las comunidades”.

SONY DSC
Coordinadoras y técnicos/as del convenio compartieron los logros y experiencias de cuatro años de trabajo.

Durante la intervención se evidenciaron las dificultades de los propios chicos y chicas para desplazarse de la propia comunidad por causa de la seguridad y para conseguir los permisos de padres y madres para asistir. También fueron asesinados siete jóvenes que participaban en los comités. “Nos hemos adaptado a esa realidad, asesinatos, detenciones, emigración, acoso policial…”, señala.

En El Salvador, además del trabajo con los y las jóvenes de la comunidad, se intervino con las comunidades educativas de 30 centros escolares y 24 comunidades de la región Mélida Anaya Montes, de los municipios de Mejicanos, Ayutuxtepeque y Cuscatancingo.

En algunos centros escolares, en coordinación con el MINED y gracias al compromiso del personal docente, “se ha logrado institucionalizar los programas de cultura de paz y acciones como los recreos dirigidos han enseñado a relacionarse de manera diferente”, dice William Ardón, técnico de Educación del SPASS, después de cuatros años de trabajo con estos centros escolares cuyos diagnósticos iniciales presentaban los retos de la presencia policial y las brechas de género en las comunidades educativas, tanto entre el personal docente como en el alumnado.

“Las prácticas restaurativas han funcionado muy bien”, destaca Ardón. Aunque se implementaron en la fase final, esta metodología de resolver conflictos de manera no violenta ha dado buenos resultados en los centros y en las relaciones entre estudiantes y docentes.

La hora PIDE en los centros escolares de Nicaragua

En Nicaragua, uno de los grandes logros ha sido la conformación de la Red de Consejería Escolar que se ha convertido en un referente para la prevención. Además, en cada una de las 32 escuelas en las que se ha trabajado se ha instaurado una hora PIDE dos veces al mes.  El PIDE, siglas de Programa Integral de Desarrollo Educativo,  es una metodología que promueve la FAD y que permite la formación y promueve la participación.

SONY DSC
Durante cuatro años, se ha trabajado en 3 paíes, 7 municipios, 87 comunidades educativas, 24 comunidades, 20 barrios y 7 distritos.

El convenio en Nicaragua ha permitido también articular a los y las  jóvenes en redes distritales adaptándose a las diferentes realidades e intereses, y también se ha conformado el Consejo Municipal de Adolescentes y Jóvenes (CMAJ) de Managua. “En Managua, pensábamos que había muchas ONG, organizaciones, mucha formación para jóvenes, y no es así”, señala Elvis Gómez, técnico del convenio nicaragüense. Uno de los mayores aciertos, según cuenta Anabel Ibarra, técnica del proyecto también, ha sido la identificación de liderazgos, “que los propios chavalos y chavalas caigan en la cuenta de lo que pueden hacer con esos liderazgos y crear alianzas”.

En República Dominicana, el trabajo realizado por CASA ABIERTA ha abordado, además de la prevención escolar y la organización juvenil, la formación de mediadores y mediadoras, y al seguimiento a los espacios de mediación comunitaria, la resolución de conflictos a través de las prácticas restaurativas en 5 centros escolares, 20 comunidades y 15 puntos jóvenes.

Convenios con ONGD

El trabajo de la FAD en Centroamérica se ha enmarcado en un convenio financiado por la  Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), un instrumento que sirve para financiar intervenciones de ONGD españolas que hayan conseguido la acreditación como ONGD calificadas y permiten intervenciones de cuatro años, más ajustadas a los procesos de desarrollo que los proyectos de 12 o 24 meses.

El Convenio con la FAD, bajo el título  “Desarrollo de una cultura de paz, inclusiva e igualitaria, a través de la educación, la vertebración social y la participación ciudadana de niños, niñas y adolescentes en sus comunidades, fomentando los factores de protección frente a la violencia”, contó con una financación de 4,5 millones de euros, 1,5 millones ejecutados en El Salvador.

En este momento, la FAD se encuentro formulando un nuevo convenio financiada por la AECID que permitirá la continuidad de este trabajo en El Salvador durante el periodo 2014-2017.

 

Calle 2, # 285, Entre C/La Reforma y C/Loma Linda, Col. San Benito, San Salvador, El Salvador | Tel.: (503) 2218-0100 | otc.elsalvador@aecid.es