PARTICIPACIÓN Y PREVENCIÓN PARA VIVIR LA PAZ
San Salvador, 19 de julio de 2018.- A través del evento “Participación y prevención para vivir la paz” se presentó este día la experiencia del trabajo desarrollado con jóvenes, familias, centros escolares y municipalidades de Caluco, Sacacoyo, Talnique, Santa Ana, Tecoluca y Zacatecoluca para generar prevención social de la violencia en estas zonas.
La iniciativa forma parte del Convenio “Jóvenes Participación y Prevención” proyecto que se ha desarrollado desde enero de 2015 y que finalizará en diciembre de 2018. Dicho proyecto cuenta con un aporte de 2,500,000.00 € que han sido financiados por la Agencia Española de Cooperación para el Desarrollo, AECID, aseguró Federico del Torrez Muro, Embajador de España en El Salvador.
“Jóvenes Participación y Prevención” es ejecutado en el país por la ONG española CESAL, Fundación del Valle, Asociación Fundación para la Cooperación y el Desarrollo Comunal de El Salvador (CORDES), Asociación Intersectorial para el Desarrollo Económico y el Progreso Social (CIDEP) y la Fundación Salvador del Mundo (FUSALMO); quienes enfocan su trabajo en 3 áreas prioritarias “la prevención social de la violencia, la formación e inserción laboral y la participación e incidencia juvenil”.
En el ámbito de la prevención social de la violencia han desarrollado acciones para fomentar los valores y la Cultura de Paz como un estilo de vida, a través de la formación en las artes, la cultura, el deporte y el fortalecimiento de las familias. De enero de 2015 a junio del 2018 se ha logrado atender a 8,356 jóvenes y a 5,762 padres y madres de familia.
A través de la formación e inserción laboral se ha brindado capacitaciones técnicas a 2,746 jóvenes, se ha realizado acciones de refuerzo académico con 1,602 estudiantes, se ha incluido a 959 jóvenes, en programas de nivelación académica y se ha insertado laboralmente a 159.
De acuerdo con Carlos Fernández, Director de CESAL, “para fortalecer la inclusión sociolaboral juvenil se ha trabajado en un modelo de abordaje integral que permite contribuir en el desarrollo del joven, de manera que su transición del proceso educativo al laboral sea el más idóneo y adaptado a las necesidades requeridas por el sector productivo.
Según Fernández, este modelo se sostiene en 4 pilares que pasan por el fortalecimiento de las habilidades blandas, la relación con el sector productivo para identificar los perfiles profesionales requeridos, la adecuación de la formación técnica acorde a las necesidades de la empresa y el acompañamiento que el joven requiere durante el proceso de transición”.
Desde la participación e incidencia se ha trabajado en promover la importancia de la organización juvenil para incidir en las políticas locales que les generan beneficios e involucramiento en la toma de decisiones de sus municipios, esto ha permitido el fortalecimiento de redes y comités juveniles de las zonas en las que se desarrolla el proyecto, logrando así el involucramiento de 1,402 jóvenes.
