De la emergencia al desarrollo de las familias rurales en El Salvador
Más de 3,000 familias de nueve municipios de Ahuachapán (El Salvador) han conseguido reactivar sus capacidades productivas, reducido su vulnerabilidad ante fenómenos naturales y mejorado su seguridad alimentaria y nutricional. Todo ello con el apoyo del Ministerio de Agricultura de El Salvador (MAG), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).
Carla Yesenia Ruiz, de 35 años, es ahora la presidenta de la Asociación Agropecuaria El Garucho en Atiquizaya, con la que está gestionando la construcción de un centro de acopio para mejorar la rentabilidad de su cosecha. En el cantón San Juan El Espino, donde vive con su esposo y sus tres hijos, ya no cosecha únicamente maíz y frijol, en cuanto pasen las lluvias volverá a cultivar las hortalizas y verduras del año pasado: chile verde, pepino, tomate…
En octubre de 2005, la erupción del volcán Ilamatepec y la tormenta tropical Stan en el departamento de Ahuachapán, al occidente del país, dañó cosechas, destruyó viviendas, borró caminos y con el ello el esfuerzo de hombres y mujeres como Carla que se dedicaban a la agricultura como medio de subsistencia.
Con la financiación de la cooperación española—3,7 millones de dólares—, el MAG, su Centro Nacional de Tecnología Agropecuaria y Forestal (CENTA), con el apoyo técnico de la FAO, armaron un proyecto de “apoyo a la rehabilitación productiva y manejo sostenible de microcuencas en municipios”, que inició finalmente en 2007 y cuyo acto de clausura se celebró el pasado 17 de mayo.
La experiencia ha sido tan exitosa que sentó las bases para la implementación del Plan de Agricultura Familiar que es la política pública de desarrollo rural, con una línea especial de seguridad alimentaria y nutricional que lidera el Ministerio de Agricultura. “El Plan de Agricultura Familiar adopta este proyecto como uno de los principales programas” aseguró en la clausura el ministro de Agricultura, Guillermo López Suárez, para quien el proyecto ha supuesto “un cambio fundamental” en la calidad de vida de las personas.
De este modo, la intervención ha sido “un verdadero instrumento de desarrollo”, según Pedro Pablo Peña, representante de la FAO en El Salvador, quien destacó que la atención a la emergencia no se realizó con un enfoque asistencialista. El embajador de España en El Salvador resaltó el valor añadido de estas intervenciones que refuerzan a los gobiernos locales y desarrollan las capacidades de las personas.
Todo esto se logró mediante una estrategia técnica enfocada a la diversificación de la producción bajo un proceso competitivo, desarrollo de prácticas de conservación de suelo y agua, y apoyo a las actividades rurales no agropecuarias como talleres de panadería, reparación de bicicletas o elaboración de quesos, como el que recibió Miriam Yolanda Leonor, de 51 años, junto con 9 mujeres más que montaron su “microempresa” de elaboración y venta de queso, que combina con el cultivo maíz y hortalizas.
Apoyos en seguridad alimentaria
La cooperación española en El Salvador apoya los esfuerzos para la consecución de la seguridad alimentaria y nutricional a través de otras intervenciones de la FAO como el Programa Especial para la Seguridad Alimentaria (PESA) y el esfuerzo regional para el “Reforzamiento de las políticas de producción de semilla de granos básicos en apoyo a la agricultura campesina para la seguridad alimentaria en países miembros del CAC” y el trabajo para la “Incorporación del derecho a la alimentación en las iniciativas globales y regionales de seguridad alimentaria.”
Igualmente, en el marco del Fondo español para el Logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio a través de Naciones Unidas se ejecuta en El Salvador el “Pprograma Conjunto Protegiendo a la infancia: seguridad alimentaria y nutricional para El Salvador”
